Pan de lembas

Ingredientes:

- 6 cucharadas de mantequilla o margarina
- 2 tazas de harina
- 1 taza de maicena
- 1 cucharadita de levadura
- 3 cucharadas de azúcar
- 1 cucharadita de sal
- 1 huevo
- 1/2 taza de leche
- 4 cucharadas de nata espesa (o crema agria)
- 2 cucharadas de miel
- 1 cucharadita de esencia de vainilla

En un bol se mezcla la harina y la maicena con la mantequilla, que deberá estar a temperatura ambiente. Se mezcla muy bien, hasta que quede una textura similar al pan rallado.
Se añade el azúcar, la miel y la nata y se sigue mezclando.

En un plato aparte, se bate el huevo y se mezcla con la leche, reservando una cucharada para pintar las Lembas al final.
Se añade el huevo con la leche sin parar de remover, junto con el resto de ingredientes, mezclando continuamente. Cuando la masa se empiece a despegar de las paredes del bol, será el momento de pasarla a una mesa enharinada, donde seguir amasando. Si vemos que la mezcla sigue pringosa o con poca consistencia, hay que añadir harina, para que vaya espesando.

En una superficie enharinada, se amasa muy bien la mezcla, hasta que tenga la forma de una bola perfectamente definida, sin que se queden trozos de masa pegados a la mesa o a la mano. Se aplasta después hasta que tenga un espesor entre medio y un centímetro.

Se procede a cortar las Lembas, bien con un cuchillo o con un cortador para galletas, con forma cuadrada y de aproximadamente unos 5-10 centímetros de largo. A cada lemba se le practican dos cortes superficiales en las diagonales del cuadrado.

Se colocan en una bandeja de horno cubierta con papel para horno y se pintan por encima con la mezcla de huevo y leche que anteriormente se había reservado.

Se hornean en el horno precalentado a 200ºC durante 10-13 minutos.

Se retiran del horno y tras dejarlas enfriar ligeramente se cubren con una fina capa de miel, que potenciará el sabor.

Hay que tener mucho cuidado al hornear, ya que un minuto de diferencia puede separar una hornada excelente de una hornada quemada. Normalmente con unos diez minutos suele ser suficiente, aunque hay que vigilar y en cuanto se empiece a apreciar que se doran por abajo, retirarlas del horno. El resultado es un dulce a medio camino entre pan y galletas, que hará las delicias de todos los amantes de la Tierra Media.